Por Redacción
Para las próximas décadas se
proyecta una desaceleración en el crecimiento de la economía global y un
continuo aumento en la desigualdad de los ingresos, de acuerdo con un nuevo
estudio de la OCDE que ve más allá de la crisis hacia la manera en que el mundo
podría verse en el año 2060.
Las poblaciones de la
tercera edad en muchos países miembros de la OCDE, así como la desaceleración
gradual de las altas tasas de crecimiento actuales en las grandes economías
emergentes, traerán aumentos globales al PIB de un promedio anual del 3.6 por
ciento en el periodo de 2010-2020 hasta un estimado de 2.4 por ciento para
2050-2060. La innovación y la inversión en habilidades serán los elementos
predominantes que dirijan el crecimiento.
El documento Retos de las
Políticas para los Siguientes 50 Años, señala que a menos que se reduzcan las
emisiones de CO2, el cambio climático podría frenar el PIB global en 1.5 por
ciento para el año 2060 y en 5 por ciento en el Sureste Asiático. Los avances
técnicos pueden aumentar la demanda de obreros altamente calificados.
Sin un cambio en las
políticas, los países miembros de la OCDE enfrentarían un incremento aún mayor
en la desigualdad de ingresos hacia el año 2060, acercándoles al nivel que se
puede ver actualmente en los Estados Unidos de América. Dichas desigualdades en
aumento amenazan el crecimiento, sobre todo al obstaculizar las oportunidades
económicas.
En el escenario de la OCDE,
la reducción en las diferencias de ingresos entre las economías avanzadas y
emergentes reducirá los incentivos para la migración económica hacia los países
más desarrollados.
Una caída en la inmigración
aumentará las presiones demográficas ocasionadas por las poblaciones que
envejecen.
Esta doble presión podría
reducir la mano de obra en comparación con el punto de referencia de las
tendencias actuales en un 20 por ciento en EUA y un 15 por ciento en la zona
europea para el año 2060.
El reporte muestra patrones
cambiantes de especialización de comercio e industrial. La participación en el
comercio con y entre las economías emergentes aumentará de manera dramática.
La actualización tecnológica
y mejores habilidades ayudarán a las economías emergentes a desarrollar
actividades de manufactura y servicios con un alto valor agregado.
Frente a dichos retos, los
encargados del diseño de políticas deberán inyectar dinamismo a la mano de obra
y mercados de productos así como mantener la innovación, productividad y
empleo.
Las crecientes desigualdades
requerirán políticas redistributivas eficientes, un sólido enfoque en la
igualdad de oportunidades y una revisión de los sistemas de financiamiento de
servicios públicos y de estructura de impuestos.
El reporte señala que para
aumentar la interdependencia económica se requiere la cooperación internacional
en áreas como investigación básica, derechos de propiedad intelectual,
políticas de competencia y mitigación del cambio climático. La cooperación será
también crucial en el área de recaudación de impuestos, particularmente para
combatir la evasión de los mismos.
Al presentar el reporte en la ciudad de Tokio, el Secretario
General Adjunto y Economista Jefe de la OCDE, Rintaro Tamaki, indicó que: “Los
Retos de Políticas de la OCDE para los Siguientes 50 Años resaltan tres áreas:
mantener un crecimiento sólido, afrontar la creciente desigualdad de ingresos y
reducir los costos del cambio climático”.
“El estudio muestra que nos
enfrentamos a una paradoja de globalización – los países estarán más integrados
que nunca antes, pero podría ser cada vez más difícil organizar la cooperación
internacional requerida en un sistema multipolar más complejo”.
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