Fuente: Redacción
La Confederación Patronal de la República Mexicana se pronunció por la reestructura del Instituto Mexicano del Seguro Social y el fortalecimiento del Sistema de Pensiones.
Juan Pablo Castañón, presidente del organismo patronal alertó sobre un gran colapso al interior del instituto arrastrado por la ausencia de inversión y agudizado por los cambios demográficos que en el futuro mediato llevará a que existan menos trabajadores cotizando en relación con los que se retiren.
El dirigente de la Coparmex, llamó a diseñar un acuerdo para que el Estado, los trabajadores y las empresas aporten subsidiariamente para fortalecer el sistema de seguridad social y el ahorro interno.
Urgió entonces, a elevar el ahorro interno para aumentar el monto de pensiones a trabajadores del régimen de Afores.
“El ahorro para el retiro no tiene que ser una carga fiscal; busquemos esquemas para que el gravamen en beneficio del trabajador pueda ser deducido por la empresa, y que el gobierno destine esos recursos a fortalecer el ahorro de largo plazo”, señaló.
Castañón Castañón señaló que el Instituto Mexicano del Seguro Social vive una de las etapas más delicadas de su historia, a causa de la carga que le representa su propio régimen de jubilaciones y pensiones para sus trabajadores, que tan sólo este año significará un costo de 64 mil millones de pesos.
Y donde el instituto, dijo, ya agotó el Fondo Laboral para pagar las jubilaciones de sus propios trabajadores, por lo que ha tomado recursos del Seguro de Enfermedades y Maternidad, que son para financiar servicios médicos y prestaciones a los 42 millones de derechohabientes del Instituto. De mantenerse la estructura actual, se corre el riesgo de que el Instituto se colapse.
Indicó que con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México cerca del 57.4 por ciento de la población económicamente activa no aporta para contar con una pensión.
Por el contrario, el reto es para los trabajadores del régimen de Afores que entró en vigor a partir del 1o de julio de 1997, cuya mayor proporción es de trabajadores entre 25 y 30 años de edad, y sólo aportan el 6.5 por ciento de su salario base de cotización, es decir casi la mitad del promedio observado en los países de la OCDE.
Con lo que el monto de pensión que alcanzarán estos trabajadores al final de su vida laboral será de sólo el 28.5 por ciento de sus últimos ingresos, nivel insuficiente, si se compara con el promedio de la pensión de los países de la OCDE del 67.9 por ciento de sus últimos ingresos.
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