lunes, 4 de enero de 2016

La rosca de Reyes, una deliciosa tradición

Fuente: Redacción 

Al resplandor de una estrella
buscan los Reyes de Oriente
este sol resplandeciente
enbraços de una donɀella
Fernán González de Eslava
“Coloquios Espirituales y Sacramentales”
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La tradición de comer rosca de Reyes está plenamente relacionada con la festividad de la Epifanía, la cual se remonta a los primeros años de la cristiandad, incluso, puede considerársele más antigua que la propia celebración de la navidad, ya que las primeras conmemoraciones del nacimiento de Jesucristo se celebraban el 6 de enero y fue hasta el siglo IV cuando se estableció que la natividad debía festejarse el 25 de diciembre.

Epifanía significa “manifestación”, y de acuerdo con la investigadora Sonia C. Iglesias, el 6 de enero se conmemoran dos episodios: “por una parte, la primera manifestación de Jesús en la Tierra, cuando en el Jordán recibe el bautismo y, por la otra, la adoración que los Reyes Magos, llegados de Oriente, le rindieron cuando era un niño”.

De este último acontecimiento se desprende la tradición de llevar regalos y juguetes a los niños la noche del 5 de enero para amanecer 6, día en que habrá de comerse la rosca de Reyes.

De rey del haba a padrino de tamales

La costumbre de degustar la rosca de Reyes tuvo su origen en Europa durante el siglo XIV y, de la misma forma en que diversas tradiciones navideñas que llegaron a América tras la conquista española, esta práctica se arraigó en nuestro país en la primera mitad del siglo XVI, por lo que, prácticamente, son quinientos años de partir la rosca.

En un principio, de acuerdo con Sonia C. Iglesias, lo que se introducía en la rosca era una “haba” y quien fuera el afortunado o afortunada en encontrase el haba dentro del pan, era proclamado “Rey de la Faba” y durante un año recibía homenajes y regalos, aun si el privilegiado procedía de un origen humilde.

Otra de las costumbres relacionadas con la merienda del 6 de enero era la de “La rifa de los compadres”, en donde se ponían en dos sombreros respectivos los nombres de las muchachas y lo jóvenes solteros para que “manos santas” fueran sacandolos papelitos e ir formando parejas, algunas terminaban en matrimonio; otras solamente se quedaban con la experiencia de la cena de la noche de Reyes.

Con el tiempo se fueron diluyendo estas costumbres, y en vez de haba se fue introduciendo un muñequito, primero de porcelana y después de plástico que representa al niño Dios, y en el caso de México, aquellos que se encuentre el niño o los niños serán los padrinos y deberán comprar los tamales y el atole el día 2 de febrero, Día de la Candelaria, cuando la tradición cristina indica que Jesús fue llevado al templo para su presentación.

La vida que se enrosca

En entrevista para México Nueva Era, Jonás Murillo, director de la Cámara Nacional de la Industria Panificadora de México (Canainpa), destacó los significados que esta tradición tienen para nuestro país:

“La rosca, lo que nos evoca es esa celebración mágica del nacimiento de dios, y adaptada al día de hoy, esa tradición mágica de cuando los niños ven cumplidas sus ilusiones, unas ilusiones que a lo largo del año se las complican porque la vida está complicada  y hay que buscar excusas para poder darle a los niños eso que se merecen, ser felices, disfrutar, aunque solamente sea un día”.

De esta manera, agregó el directivo, la forma enroscada de este pan representa ciclos de vida, ya que se “simboliza, por una parte, el año, el cierre de un periodo, y el inicio de un periodo nuevo, que es el principio de año, el día 6 de enero. Por otra parte, lleva productos que son la representación de las ofrendas, y por último el niño dios, como significación máxima de la navidad”.

El director de Canainpa comentó que la temporada de la rosca de Reyes representa para la industria de la panificación mexicana una de las mejores temporadas del año para la venta de pan, pues ésta aumenta, incluso,  hasta un cincuenta por ciento.

“La rosca, para la industria es fundamental, es posiblemente el día de Reyes, o los días previos a Reyes, la mayor venta de todo el año, concentrada en un solo día, porque son panes que se consumen en una fecha muy determinada y que todo el mundo lo consume”.

El empresario aseguró que “la otra gran venta que tiene la industria es el pan de muerto, pero éste tiene menos peso que la rosca, pues esta es una venta, francamente, muy buena y hace que empieces el año con alegría, porque luego ya empiezan los problemas del diario en una industria que está muy golpeada con unos insumos cada vez más caros, con unos impuestos cada vez más altos, con los requerimientos que complican la asistencia de la propia industria”.

Tips para comprar una buena rosca

Jonás Murillo, dijo que para comprar una buena rosca, hay que fijarse en “que tenga una esponjosidad evidente, que la veamos gordita, que se puede aplastar bien, sin que sea nada más que aire; que pese alrededor de un kilo, que es lo que la rosca media pesa. Que la decoración lleve todos los elementos: el ate de colores, la pasta, higo, en fin. Que tenga un aspecto brillante, que no estén secas, porque al final no están tan buenas y, sobre todo, que la compren en su panadería tradicional, en la panadería de su colonia, en la que saben que ese pan se está haciendo por la mañana; eso también es importante, la frescura del producto”.

En cuanto a los precios de la rosca “vamos a encontrar roscas de todo tipo: desde roscas muy baratas, hasta roscas tremendamente caras, dependiendo un poco de dónde la compremos, también pueden influir calidades, mercadotecnia, influyen un montón de cosas, pero la media de una rosca va a estar entre los 160, a 170 pesos”, concluyó Murillo.

No se haga rosca

Ya lo sabe, para seguir con esta deliciosa tradición, no olvide comprar su rosca en una panadería tradicional y, si en la noche de Reyes, al partirla se saca el niño, no se haga rosca y lo esconda o peor aún, se lo trague. Mejor junte un dinerito porque de seguro le tocarán los tamales y el atole para el día de La Candelaria, el 2 de febrero. Hasta entonces y buen provecho.

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