Alfredo Neme
Martínez, vocero de la Federación Latinoamericana de Mercados de Alimentos,
aseguró que de los 115 millones de alimentos producidos en México, se pierden
desde el campo, cerca de 40 millones de toneladas, alimentos que bien podrían
servir para alimentar a los más de 28 millones de mexicanos en pobreza
alimentaria.
Por lo anterior, hizo
un llamado al Gobierno Federal y al Congreso de la Unión a incluir a la cadena
tradicional de alimentos en la planeación de políticas públicas que garanticen
el uso de esas mermas en la alimentación de quienes padecen pobreza alimentaria
así como de los más de 53.3 millones de pobres que hay en el país.
En entrevista, el
vocero de FLAMA anunció que trabajará de manera conjunta con la nueva
presidencia de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de
Centrales de Abasto A.C., Arturo Salvador Fernández Martínez, para impulsar
acciones que reduzcan las mermas de alimentos así como la incorporación de este
sector en la Cruzada Nacional contra el Hambre, programa que a la fecha no
reporta resultados visibles y el cual, sin la inclusión de productores y comercializadores
pequeños y medianos, podría ir al fracaso.
No vemos viable una
verdadera lucha contra el hambre, si no se consideran a los más de 90 puntos
mayoristas de alimentos del país, en ellos, todavía más del 70 por ciento de la
producción nacional de alimentos se comercializa a través de las centrales de
abasto nacionales, dijo.
Lo anterior debido a
que el cierre de los mercados públicos, las tienditas de barrio, los tianguis y
de más formatos del comercio tradicional, aceleran la desaparición de los
pequeños y medianos productores, así como la concentración del comercio en unas
cuantas manos, advirtió.
Alfredo Neme
Martínez, precisó que tan sólo considerando las etapas post-cosecha de la
cadena (sin incluir las pérdidas de campo) las mermas y pérdidas de alimentos
ascienden a 21 millones de toneladas.
Por ello, insistió en
que el combate a la pobreza sólo será posible si se vinculan cada una de las
fases de Cadena Alimentaria: organizaciones y representantes de productores,
transportistas, industriales, mayoristas, detallistas y consumidores. Se requiere
de una visión sistémica enfocada al mercado y no asistencialista.
Ante este panorama,
insistió en que junto con la CONACCA, la Federación Latinoamericana de Mercados
de Alimentos, iniciarán los acercamientos necesarios con Sedesol, Sagarpa y
Secretaría de Economía para presentarles una estrategia integral que permita
reducir mermas alimentarias pero también potencialice la cadena tradicional de
alimentos en México.
El objetivo será la
modernización del sector, conservando sus elementos tradicionalistas, con el
propósito de aumentar la calidad de vida de los más de 15 millones de empleos
que se generan en toda la cadena del abasto alimentario y, mejorar las
oportunidades de compra del ama de casa y la población en general, en lo
referente a los alimentos, en base a sistemas avanzados de mercadeo y una
mejora sensible de servicio al consumidor.
Explicó que entre las
principales causas que ocasionan las altas mermas en alimentos, están las prácticas
comerciales obsoletas, el bajo nivel cultural del sector, la falta de
infraestructura y equipamiento, pero sobre todo, a la falta de planeación del
sistema alimentario mexicano y su desarticulación.
En términos de grupos
de productos de alimentos, los cereales se merman y pierden en el orden de las
5.6 millones de toneladas, con un valor de 54 mil millones de pesos, al año. En
frutas y hortalizas las mermas y pérdidas son de 5.6 y 3 millones de toneladas
con un valor económico de 43 y 38 mil millones de pesos, al año.
Estas cifras revelan
las enormes mermas y pérdidas de alimentos en el país. Dado que se generan en
operaciones de producción y comercio, esos alimentos ya fueron pagados, por lo
que alguien está pagando estos costos.
Aseguró que “bien
podríamos invertir en el sector, la pérdida económica de dos años de
desperdicio y reconvertir nuestro sistema alimentario, en un sector moderno y
eficiente, pero sobretodo racional”.
Finalmente concluyó
que los principales pagadores de estas mermas y pérdidas son los consumidores,
ya que pagan precios más altos, porque el valor de las mermas y pérdidas se
traslada vía precios al consumidor.
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