lunes, 9 de febrero de 2015

Uno no lo sabe todo

Fuente: Esteban M. Fuentes S / Revista Así es esto del Abarrote 

Dedicada al comercio desde hace 38 años, en sus inicios como vendedora de ropa y luego de dulces y abarrotes, Bertha Ugarte Villarreal, presidenta de la Asociación Mexicana de Directivos de Venta de Dulces (AMDIVED), luce hoy como una mujer enteramente realizada, colmada de ricas enseñanzas de vida, satisfecha de haber dominado desafíos descomunales, y en plena productividad, con un cúmulo de responsabilidades que denotan talento empresarial, capacidad organizativa, preparación, inteligencia y vitalidad.

Propietaria de la Distribuidora de Dulces Ugarte, la presidenta de AMDIVED, contadora pública de profesión, es además -por segunda ocasión- presidenta de la Central de Abasto de Monterrey, vicepresidenta de la Confederación Nacional de Agrupaciones de Comerciantes de Centros de Abasto A.C. (CONACCA) y consejera de la ANAM. Un conjunto de encargos que atiende a cabalidad y alos cuales aporta su vasta experiencia.

En entrevista con Así es esto del Abarrote, la señora Ugarte Villarreal recuerda sus inicios con la precisión de quien conoce el momento exacto en que ocurrió el hecho más trascendental en su vida.
“El 5 de junio de 1976 me inicié en el comercio. Estudié la carrera de Contaduría Pública siempre pensando en tener un negocio. Y a los seis meses de que me recibí inicié con un negocio de ropa. Entonces tengo 38 años de ser comerciante”.

“En 1988 comencé en el ramo del dulce. Vendía antes revistas -era distribuidora- y busqué un producto que pudiera ir con los mismos clientes a los que les vendía las revistas. Pensé en los dulces y busqué los de exportación, porque no quería ser dulcera del montón sino de que algo que me diferenciará. Por aquel entonces todavía no había Tratado de Libre Comercio.

“Me inicié importando, cubriendo todos los requisitos que había que cubrir, de Salubridad y todo eso que conlleva el poder hacer importaciones y era muy complicado. Por lo mismo, era poca la gente que hacía ese trabajo. Eso me llevó a hacer desde mis inicios una especie de distribución, les vendía a las dulcerías que existían en el área metropolitana de Monterrey”.

Ni tan dulces sueños

La razón social de su empresa sigue siendo la misma desde 1988, si bien pronto complementó la distribución con el establecimiento de puntos de venta y a partir de este hecho se preguntó qué más podía vender en los mismos. “Y fue cuando me surgió la idea de vender abarrotes. Desde hace 12 años estamos en el ramo de abarrotes, tenemos dos años de ser socios de la ANAM, y ahora el Director General, Iñaki LandáburuLlaguno, me invitó a participar como Consejera. Bueno, yo muy contenta de poder aportar y aprender dentro de este medio abarrotero, que es extenso”.

La señora Ugarte Villarreal recuerda su paso por diversos tipos de negocios, y añade: “Me quedé en el dulce porque fue donde vi que el trabajo compensaba con la parte económica: en otros negocios era más el trabajo que lo que dejaban de utilidades. Hasta que llegué al dulce y posteriormente a los abarrotes”.

-¿Cómo se siente al cabo de 38 años en esta actividad?

-Contenta de ser comerciante, de todo lo que conlleva, de un sector -tanto del dulcero como el abarrotero- donde se realiza un trabajo con gusto; de toda la gente que se conoce, con la que uno se relaciona, las amistades en este medio.

El ser mujer -prosigue esta infatigable comerciante para quien los inicios no fueron precisamente dulces sueños- conlleva ciertas trabas. Se van presentando en el camino de un ramo de hombres, porque son hombres la mayoría de los que manejan los negocios. Entonces, el entender  que una mujer esté haciendo distribución, siendo proveedora, todo eso fue como estar enfrentando barreras.
Refiere ejemplos específicos de las dificultades que le tocó afrontar. 

“La primera barrera fue cuando hice una expo en Monterrey. Acudieron los principales dulceros de la ciudad. Entran a ver, conocen los dulces y se salen así como entraron -habían llegado en un grupo grande-. La mayoría se salió y el comentario que hizo ese grupo decía: cómo le vamos a comparar a una mujer. Sin embargo, se quedaron dos personas que me dijeron: ‘a mí me interesan sus productos y yo sí le voy a comprar’. Ese fue el arranque como distribuidora, con la barrera de que el hombre machista no entendía por qué”.

Con satisfacción Ugarte Villarreal recuerda que los dulceros empezaron a convencerse cuando vieron los productos. “Yo empecé en la parte del changarro, a llevar el producto a los changarros. Estos comenzaron a demandar el producto en dulcerías y ya era más fácil venderles a las dulcerías, porque solicitaban productos de importación que yo manejaba. Me fueron abriendo las puertas”. 
¿Barreras posteriores?

“Participo en algunas juntas de consejeros desde hace muchos años; por ejemplo, en la Central de Abasto de Monterrey. Actualmente estoy como presidenta, pero yo empecé ahí como consejera; me invitaron en 1994. Yo daba mis ideas y no las tomaban en cuenta. Porque el oírlas de una mujer… ¡Puros hombres dentro del Consejo! Eran 20 hombres y así, como que no las veían”.

Experiencia y conocimientos

Se nota que el azaroso tránsito de la marginación al relativo reconocimiento de género, forjó en Ugarte Villarreal a una mujer ejemplar. Refiere que hace dos o tres años y a propósito de algún tema de debate, recordó en una junta que eso que se planteaba, ella lo había dicho hacía tres años o cinco años. Y, en tono comprensivo, añade:

“Bueno ya con el tiempo me conocieron, vieron mi experiencia o conocimientos, y se fueron deponiendo esas barreras. Pero, realmente, es un mundo de hombres en donde me desenvuelvo y donde el machismo mexicano sigue existiendo. Batallé en un principio, mientras me iban conociendo, y hasta cuando vieron que no era improvisada, que tenía conocimientos, una carrera”.

Presidenta ahora por segundo periodo de la Central de Abasto, se declara contenta de los avances logrados, y explica enseguida someramente sus fórmulas de organización. “Cuando está uno en una actividad, es dedicarse al cien por ciento en su momento. Es ir acomodando los tiempos, todo es organizarse. Cuando alguien me dice es que no tengo tiempo… ¡Es que tú tienes que organizar tus actividades para darte tiempo! Porque se puede hacer cualquier cosa, si uno lo quiere”.
-¿Cómo combina el trabajo con la familia?

-Pues también dando los tiempos. Soy empresaria de ocho a seis de la tarde, entonces ya saben: cuenten conmigo. Después de las seis, familiar. De las reuniones que hacemos con la familia, con los hermanos una vez al mes, también -como buena contadora- buscamos tiempo para cada actividad. Y todo se puede. Cumplir con las amistades. Las amigas de toda la vida, las reuniones semanales con un grupito de amigas. Todo se puede hacer”.

Se declara convencida de que “las buenas amistades son una ´plantita´ que hay que estar regando y uno no puede abandonarlas”,  y por lo mismo insiste en que “hay que dar los tiempos, que no se pasen los años sin ver a estas amistades”. Luego comenta que para ella “la parte familiar y la parte de amigos y amigas me llena de mucha energía para trabajar, necesito de esas relaciones y del aprendizaje diario de toda esa gente, de toda esa relación”.

Ugarte Villarreal resalta el hecho de que ahora se valora más a la mujer y son otros tiempos distintos de los que le tocó vivir hace 38 años en sus inicios como comerciante. Si bien, “como quiera siguen existiendo algunas barreras”, aunque para varones y mujeres es necesario prepararse día a día y nunca terminar de aprender. “Hay que tener la mente abierta”, recomienda desde su vida exitosa y dilatada experiencia.

Luego rememora enseñanzas útiles. “Alguien me dijo, hace muchos años, una frase que me gusto y siempre la he aplicado: la inteligencia se mide desde el momento que uno sabe o interpreta que no lo sabe todo. El que se siente que ya lo sabe todo nunca  avanza”.
Y abunda:

“Yo siempre he estado con esa idea. No lo sé todo. Todos los días puedo aprender algo y tener la mente abierta para conocer y aprender de la gente. Eso y la confianza de que todo lo que pueden hacer los demás lo puede hacer uno, sin temor”.

-¿Cuál cree que es la clave del éxito en todo lo que ha hecho?

-Valorar mucho a la gente, al personal que tengo. Mi empresa está formada por 110 personas que trabajan para mí y a quienes hay que darles siempre su lugar. Entender que cada persona tiene una forma de ser y hay que tratarla de acuerdo a su personalidad, no igual a todos. Eso me ha ayudado a tener gente de muchos años trabajando conmigo. Porque son engranes.

Uno no puede hacer todo en la empresa, necesita mucha gente. Creo que para mí la fortaleza es la gente. Porque la he valorado, he entendido el concepto de cómo hacer que la gente se quede conmigo, que perdure, que aprenda y se sienta contenta del trato que se le da.

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