lunes, 6 de abril de 2015

Aumentos desmedidos en este sexenio

Fuente: Redacción 

En lo que va del actual sexenio, mientras el salario mínimo ha crecido 10.7 por ciento, algunos productos de la canasta básica aumentaron hasta en 180 por ciento, como fue el caso del pollo, a su vez la carne de res se alzó en 85.3 por ciento, criticó un análisis realizado por el Observatorio de Precios de Alimentos y El Barzón.

Al presentar un estudio basado en cifras oficiales, la organización agraria expuso que en general gran parte de los productos de la canasta básica han sufrido variaciones al alza y que sin duda han afectado el poder adquisitivo de los mexicanos, en especial de los que menos tienen.

No dudó en calificar esta situación como “desmedida e irracional”, al asegurar que no hay razón alguna que lleve a los incrementos sufridos y cuando gran parte de los mexicanos perciben ingresos no superiores a los 2 mil 130 pesos mensuales.

Puso otro ejemplo con el alza desmesurada que registró el huevo en los últimos meses, pues “por segundo año consecutivo el precio del huevo se disparó llegando a venderse hasta en 40.00 pesos el kilogramo, después de que en marzo de 2012 se vendía en 14.00 pesos el kilo”.

Así las cosas, el incremento en el huevo equivale a 17 veces el incremento del salario mínimo; a su vez el del jitomate, otras 14 veces; la pechuga de pollo 16 veces; la chuleta de res 7 veces. 

Destacó que si una familia tuviera necesidad de comprar al mismo tiempo un kilo de cada uno de estos productos, en 2012 habría tenido que desembolsar 215 pesos y para ello habría requerido de 3.4 salarios mínimos; pero en 2015, el costo sería de 402 pesos, por lo que requerirá de 5.7 salarios mínimos. 

Las organizaciones que elaboraron el análisis comparativo denotaron que “eso sucede a pesar de que la devaluación del peso no impacta directamente en los costos y la oferta de estos bienes, porque en su mayor parte dependen de oferta interna”.

No obstante, señalaron que en paralelo con la especulación que ha encarecido esos bienes, ahora se suma el alza de precios, sobre todo por el efecto de la devaluación del peso sobre el costo de importar bienes manufacturados y alimentos y, en algunos casos, por la posibilidad de aumentar las exportaciones de bienes agropecuarios con mayores márgenes. Todo ello como consecuencia de la devaluación del peso frente al dólar.

Contradijeron a Banco de México en el sentido de que las devaluaciones finalmente sí se trasladan a los precios de diversos productos consumidos en nuestro país, dado que resulta “inevitable debido a la aplicación de una política de estabilización que se basó en la contención de precios internos mediante importaciones”.

Y si bien, las causas de las devaluaciones en México siempre han sido estructurales, en esta ocasión el deslizamiento de nuestra moneda no se desarrolla a partir de una coyuntura, sino por un conjunto de factores como es la caída en la producción y de los precios del petróleo; la creciente posibilidad de una alza de tasas en los mercados internacionales y la gran dependencia de la política económica con respecto del ingreso de divisas.

Por lo que El Barzón y el Observatorio de Precios de Alimentos concluyeron que “esto significa que la debilidad del peso podría ser más prolongada y será inevitable su efecto sobre los precios internos”. 

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