Por:
Isaac Luna/ Así es Esto del Abarrote
La
harina es un insumo altamente consumido por todos. Sin duda una industria que
está presente de manera importante en los alimentos. Es por ello que hoy
dirigimos el foco a este sector.
Se
usa sobre todo para la elaboración de productos a los que, siendo honestos,
difícilmente nos podemos resistir como es el caso del pan dulce, los bolillos,
galletas, hot cakes, tortillas, cereales, pizzas; pastas, además de que se
utiliza en la elaboración de embutidos, coberturas para alimentos, etcétera.
Para
la elaboración, por ejemplo, de pan dulce es de fundamental importancia, ya que
representa el 65 por ciento de su contenido, el restante fundamentalmente es
azúcar y grasas.
El
valor de este mercado no es un asunto menor, de acuerdo con la Cámara Nacional
de la Industria Molinera de Trigo, (Canimolt), las ventas llegan a 31 mil
millones de pesos al año.
Somos
un buen consumidor de harina con un per cápita de 36 kilos al año. El año
pasado la ingesta fue de unas 4.2 millones de toneladas contra 4 millones del
2012.
Así
es, el consumo de harina ha venido creciendo en forma modesta, y se estima que
podría mantenerse en esos niveles de expansión para 2014.
Y
es que resulta que como muchos otros sectores del ramo comestible, la industria
de la harina atraviesa por un momento de dificultades, su derrotero no es
sencillo a estas alturas del año.
Es
una de las actividades que ya están sintiendo los bemoles de la aplicación del
impuesto de 8 por ciento a los alimentos considerados con alto contenido
calórico entre los que se encuentran sus principales clientes, como las
empresas que elaboran el pan dulce a nivel de panaderías e industrializado.
La
baja en la venta de pan dulce por el alza de precios derivada de los impuestos
está provocando ciertas preocupaciones en este sector. También se está dando el
fenómeno de que los panificadores la estén demandando, pero para una mayor
producción de pan blanco o bolillos que no tienen carga impositiva.
Se
señala incluso que hoy las personas están cambiando de hábitos y no están
comprando tanto pan de dulce, reemplazándolo por el pan blanco y agregando
azúcar, mermeladas o cajetas.
Por
ejemplo de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Panificadora,
(Canaimpa), el volumen de ventas de bizcochos, ha caído entre 12 y 15 por
ciento en los primeros cinco meses del año.
Ante
ello, los productores molineros ya están sosteniendo pláticas con la Secretaría
de Economía (SE) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos
Sanitarios (Cofepris), para establecer medidas que aumenten el consumo de
harina, que incluso es considerado como un producto de alto valor nutrimental,
y que está lejos de dañar la salud por su contenido calórico.
Otra
problemática es la distribución de la mercancía, ya que el precio del
transporte ha aumentado notoriamente y el gasto representa el 30 por ciento del
valor de la harina.
Un
ingrediente más es que el precio del saco de 44 kilos ha sufrido cambios
bruscos ya que ha oscilado desde los 160 hasta los 360 pesos, en detrimento de
los molineros.
El
elemento fundamental para la elaboración de la harina es el trigo.
Aproximadamente 57 por ciento del consumo de este cereal en nuestro país es
usado para la panificación industrial; 12 por ciento a pastas y el 10 por
ciento a galletas; el resto es para otras aplicaciones.
Hay
que destacar que el gasto por el consumo de trigo en nuestro país no se refleja
necesariamente en un mayor sobrepeso como se ha supuesto…Aquí una gráfica.
En
México actualmente se comercializan 7 millones 540 mil toneladas de trigo para
la obtención de harina. Se señala que de ese total, la industria de comestibles
consume unas 6 millones 200 mil toneladas; el resto se va al sector pecuario o
a la exportación.
De
trigo, se produjeron el año pasado en nuestro país 3.4 millones de toneladas,
ligeramente por encima de las 3.3 millones de un año antes. Lo que pesa más en
el consumo nacional son las importaciones de este alimento.
Hasta
2013 se trajeron de fuera 4.2 millones de toneladas, sobre todo provenientes de
Estados Unidos; Canadá y Rusia para su uso fundamentalmente en la industria de
la panificación; galletas y sopas.
Aparte
de ello, el sector de molinos productores de harina, también está iniciando una
recomposición.
Hace
un par de meses la poderosa firma Gruma vendió a Grupo Trimex su empresa dedicada
a la molienda de trigo, Molinera México, en unos 200 millones de dólares. No
hace mucho, Grupo Bunge adquirió la división de molinos de Grupo Altex.
Actualmente
hay en el país unas 90 plantas transformadoras de harina con una capacidad de
unas mil toneladas de molienda diarias, agrupadas en unas 34 empresas. La
primera de ellas es Grupo Bunge, pero también están otras compañías como La
Espiga, La Italiana, Elizondo, que dominan el 50 por ciento de la molienda de
trigo en México. Como quiera que sea hay mucho por hacer en este sector
prioritario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario