viernes, 30 de enero de 2015

Si le tocó el niño, no se haga rosca con los tamales

Fuente: México Nueva Era 

Si usted el niño en la rosca sacó, sabe bien que se amoló; y los tamales debe comprar, pa’l día de la Candelaria celebrar. Así que no se haga rosca, ni se vaya volando cual fugaz mosca; mejor vaya rompiendo el cochinito; pa’ que compre los tamalitos. Si no sabe dónde conseguir los mejores, en la Feria del Tamal hallará variedad de estilos, ingredientes y sabores. 

No necesita irse a Chiapas, Veracruz o Yucatán, ni tampoco a Venezuela, Colombia o Panamá; mucho menos a Milpalta, Xochimilco u otros lares; basta con que llegue al Museo de Culturas Populares; aquí cerquita nomás (si usted es del D.F. y anexas): en Coyoacán.

40 EXPOSITORES Y UNA GRAN VARIEDAD DE TAMALES

Con una oferta tamalera de 40 expositores, provenientes de distintas delegaciones de Ciudad de México, estados de la República y países latinoamericanos, inició la XXIII Feria del Tamal que organiza la Dirección General de Culturas Populares y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), misma que estará desde el 27 de enero al 2 de febrero, justamente para celebrar  la tradición del día de La Candelaria, en la cual, además de vestir y levantar al niño dios de su nacimiento, también la festeja con el consumo de unos deliciosos  tamales (última parada de las fiestas decembrinas para romper la dieta).

El tamal es un alimento precolombino que, tras la llegada de los españoles, se fue integrando con los alimentos traídos de Europa y dependiendo las distintas regiones del país fue adquiriendo características propias hasta llegar, hoy día, a registrarse unas 370 variedades de este alimento, de acuerdo con una publicación del Conaculta.

Así, el visitante de esta feria tamalera, podrá degustar desde los clásicos tamales verde, de rajas, mole y de dulce. Pero también encontrará las corundas y uchepos michoacanos;  el chipil o tamales de mole coloradito y amarillito oaxaqueños; los tamales de amaranto y de elote guanajuatenses; los vaporcitos (de cochinita pibil) yucatecos; los de cambray y hierba santa chiapanecos; los de ayocote y veganos del Distrito Federal; los de chile morita y amaranto con piña, traídos de Xochimilco,  y no podría faltar el ya famoso Zacahuil de la Huasteca.

La señora Leticia Esquivel Hernández, expositora y gastrónoma tradicional, habló para México Nueva Era acerca del Zacahuil: 

“Este tamal, según algunos investigadores data del año 1400 A. de C. y se elabora todavía como en la época prehispánica, con piedras calientes. Se hornea y el maíz va martajado. Tiene un tiempo de cocimiento de 10 a 12 horas. El tamaño, como se hace en la huasteca es de dos a dos metros y medio”.

De acuerdo con la señora Esquivel, este tamal representa la región de la Huasteca que comprende zonas de los estados de Veracruz, Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla.  

El zacahuil “es un tamal festivo y de ofrenda; festivo porque en la actualidad en la Huasteca se elabora para las fiestas grandes, y son de ofrenda porque también se elabora al inicio de la siembra del maíz y después, cuando ya se recoge la cosecha como un agradecimiento a la tierra por los favores que ya se recibieron”, concluyó la expositora Leticia Esquivel Hernández.

TAMALES FORASTEROS

Aunque México sea un país con mucha tradición gastronomía  respecto del tamal, éste no es exclusivo, pues al tener un origen mesoamericano, otros países del centro y sur del continente americano, también tienen sus tamales característicos.

En la feria, se podrá encontrar el tradicional nacatamal nicaragüense y hondureño; el bollo panameño o los tamales de Bolivia o Colombia y no podían faltar las famosas hallacas venezolanas. 

Guillermo Salas de Caracas, Venezuela, expositor en esta XXIII Feria del Tamal, platicó con México Nueva Era, acerca de las hallacas:

“La hallaca tradicional navideña es de la zona occidental del país, lo que le llaman la hallaca andina porque la forma de preparar el guiso es muy diferente a la zona oriental de Venezuela. Cada zona demográficamente tiene sus tipos de hallacas específico. Yo trabajo la (hallaca) andina, entonces hacemos un guiso en crudo, después de que tenemos la hallaca lista la cocinamos cinco horas a leña; es, más bien un relleno envuelto en la harina de maíz y a veces en hoja de plátano, a diferencia del tamal tradicional que viene menos relleno y con más harina”.

Para Guillermo Salas, expositor venezolano, es su primera vez en esta feria y comenta que se encuentra listo para ofrecer cerca de 4 mil tamales desde la apertura del acto gastronómico, hasta el día dos de febrero, tanto en el Museo Nacional de Culturas Populares, como en el Jardín Hidalgo en la misma demarcación, donde también hay expo venta de tamales.

Pero como no sólo de tamal vive el hombre y la mujer, en la XXIII Feria del Tamal también se ofrece una gran variedad de bebidas para acompañar a este alimento tradicional. Brebajes que van desde los típicos atoles de chocolate, blanco, de amaranto y distintos sabores, hasta las aguas más exóticas como la “mistela caribeña” de Honduras, pasando por las tradicionales como el pozol, el chocolate con agua, café o las aguas de Jamaica, horchata, coco o maracuyá.

La XXIII Feria del Tamal estará como expo venta hasta el día dos de febrero en el Museo Nacional de Culturas Populares en horarios de 10 a 20 horas y la entrada es libre; los precios van desde los 15 hasta los 50 pesos, aproximadamente. 

Para disfrutar de la feria, sólo necesita llevar el estómago vacío porque, de lo contrario, no podrá degustar la mayoría de las variedades tamaleras que ahí se ofrecen. Bueno, los puede pedir para llevar: deme diez y cinco atoles, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario