Por
Redacción
Frente a
un escenario global de crisis económica recurrente, vulnerabilidad de los
mercados financieros mundiales y la posible alza en la tasa de interés en
Estados Unidos, la economía mexicana sólo puede ser blindada de los choques
externos a partir de una capacidad productiva sustentada en sus sectores
industrial y agrícola, aseguró Arturo Huerta González, coordinador del Posgrado
de Economía de la UNAM.
Sin
embargo, aclaró que no tenemos política a favor de estas actividades ni del
empleo y bienestar poblacional.
La
respuesta al entorno crítico global debe considerar el aumento salarial y del
gasto público para potenciar el mercado interno y el manejo soberano de la
política relacionada como una alternativa de crecimiento, sostuvo.
En el
marco de su participación sobre “La problemática económica internacional y
su repercusión en la economía nacional”, dijo que en México y
otros países emergentes los flujos del exterior no fomentaron la productividad
ni desarrollaron el campo o la manufactura.
Pero sí,
continuó, se ubicaron en el mercado de capitales y de dinero, lo que impulsó
burbujas especulativas y el crecimiento de los créditos al consumo, detalló.
También
señaló que el país depende de la entrada de recursos externos “debido a los
rendimientos derivados de una tasa de interés alta y a las reformas
estructurales que promueven la privatización y extranjerización de la economía,
además de que fluye un gran volumen de inversiones, lo que mantiene una
inflación reducida y la paridad peso-dólar estable”.
Nuestra
nación tiene más de 170 mil millones de dólares de inversión extranjera en
acciones de la Bolsa de Valores y más de 140 mil millones
en instrumentos de deuda pública, agregó.
El
capital financiero puede salir en cualquier momento, por ejemplo, si de pronto
la tasa de interés es mayor que en la Unión Americana, “no tenemos condiciones
para hacer frente a esta situación ni manejo soberano de la política económica
para instrumentar medidas contracíclicas”, apuntó.
Ante
académicos y estudiantes reunidos en el auditorio de la Unidad de Posgrado de esta casa de estudios,
el economista expuso que la inyección de liquidez por parte de la Reserva Federal de EU a los mercados se planteó como
una medida para aumentar el crédito bancario.
En
cambio, los bancos orientaron los recursos recibidos a comprar instrumentos de
deuda en economías emergentes como la mexicana y la brasileña, que ofrecen
mayores réditos que la estadounidense.
Además,
persisten problemas de insolvencia, inestabilidad bancaria, altas tasas de
desempleo y baja dinámica económica, pero además, los rescates actúan en favor
de los mercados financieros y no de los desempleados, el sector productivo o el
ingreso de los trabajadores.
Recientemente,
la Reserva Federal de Estados Unidos cedió a las presiones de los republicanos
que señalan que esta estrategia genera efectos inflacionarios y burbujas
especulativas. De 85 mil millones de dólares mensuales canalizados hasta 2013,
hoy destina 30 mil millones menos, refirió.
Perspectivas
para México
En
México, el tipo de cambio es flexible ante los movimientos de capitales y al
entrar en el país “abaratan” el precio del dólar y fortalecen el peso.
Con esta
apreciación, la nación pierde competitividad en importaciones, lo que explica
el creciente balance deficitario en el comercio exterior.
A esto se
suma el incremento del monto de la cartera vencida, que se duplicó entre 2010 y
2013, al pasar de 153 mil millones a 302 mil millones de pesos. El aumento de
la tasa de interés elevará el costo de las deudas, la economía no crecerá y no
podrá enfrentarse un escenario de crisis.
En este
contexto de vulnerabilidad las reformas estructurales no promueven el
crecimiento económico, comentó.
Al cierre
de marzo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó la
caída de los indicadores de confianza de distintos sectores productivos, en
comparación con los registrados hace un año durante el mismo mes.
En el
manufacturero, el retroceso fue de 4.5 por ciento; en la construcción, de 2.5,
y en comercio, de 5.1 por ciento.
Al
respecto, subrayó que los empresarios no contemplan perspectivas de crecimiento
porque se mantienen políticas que privilegian la estabilidad de los indicadores
macroeconómicos que supuestamente blindarán a la economía mexicana ante choques
externos, sostuvo.
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